Al lehendakari le han bastado apenas 24 horas para convocar elecciones en Euskadi y consultar así a la ciudadanía vasca sobre la reforma del Estatuto de Autonomía, que el Congreso había rechazado tramitar.
Zapatero le había pedido que cambiara de posición y volviera a comenzar desde cero la negociación del futuro estatuto, incorporando a todos los partidos, para prometer negociarlo a continuación.
En su réplica, Ibarretxe no dijo ni palabra sobre la salida del "callejón" ofrecida. Pero dejó clara su posición: "Este es un camino que no tiene vuelta atrás".
Así que el Plan Ibarretxe se pone en almoneda electoral. Es la consulta, su particular referendum. Y puesto que Zapatero le tendió la mano si lograba encajar a todos los vascos en su proyecto, Ibarretxe se la toma: le insta a permitir que todas las opciones ciudadanas, todas, puedan presentarse a las elecciones. Que la ilegalizada Batasuna o cualquier agrupación electoral vasca puedan concurrir a los comicios.
Ibarretxe lo dijo y lo ha ejecutado: el camino no tiene vuelta atrás y el Plan sigue adelante, esta vez a la vasca. Hasta que no pase el 17 de abril la Política de altura enmudecerá y nos ensordecerá el 'politing', la venta de un modelo de convivencia. Siguen siendo palabras mayores.
Ibarretxe dice que su proyecto no tiene vuelta atrás, pero él no hace más que mirar atrás, al pasado para buscar referencias...
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