sábado, junio 11, 2005

Del Che a Chávez

Cocaleros y mineros bolivianos han despertado con casi con cuarenta años de retraso y han protagonizado ahora la revolución que intentara con notable ineficiencia Ernesto Che Chevara en el 67. Por de pronto han logrado desalojar de la jefatura del estado a un intelectual respetado (hombre de ciencia política y de formación cinéfila y periodística), de personalidad independiente y talante negociador, nada comprometido con las petroleras ni los intereses norteamericanos o de cualquier otra elite extranjera.

Carlos Mesa llegó al poder sin el apoyo de ningún partido pero con la intención de conjugar reivindicaciones sociales con exigencias del mundo económico moderno para sacar al país de la miseria, del Cuarto Mundo. La revolución acaba de tirar su empeño por los suelos. Formación moral y sensibilidad humana le han impedido a Mesa traspasar el límite nada sutil de la represión policial para afrontar el desorden revolucionario y el caos instaurado en el país con el bloqueo indígena.

La desestabilización que ha hecho zozobrar al estado en Bolivia amenaza a la región andina. El hallazgo de gas en Tarija y de nuevas bolsas de petróleo ha sido el catalizador de una revuelta, bien tutelada por el venezolano Chávez a través del cocalero Evo Morales, receloso de un resurgir boliviano en el mercado de los hidrocarburos.

Mucha revolución bajo la bandera de que la riqueza de la tierra no debía ser hurtada por potencias extranjeras (Estados Unidos, Brasil, Repsol, etc.) como antaño los españoles se llevaron el oro y la plata andina, pero se ha caido en el error de servir a otros intereses forasteros.

El siglo XXI ya no es el verano de 1967. Hoy la riqueza de un país no se mide sólo por la materia prima, sino por la capacidad y el conocimiento que permiten dotarla del valor que la revalúa en el mercado: racionalidad económica, alta tecnología, comercialización global. Ninguno de esos valores, que intentó aportar Mesa, adorna el movimiento indígena y cocalero.

Podrán hacerse con la propiedad de la "madre tierra", con todo el gas y el crudo, pero ¿quién se lo comprará para venderlo en el mundo?, ¿Venezuela? Si el nuevo poder revolucionario logra la nacionalización del gas y del crudo, no lo duden, Bolivia no saldrá de su miseria y el competidor venezolano no vería amenazada su posición por un emergente productor de gran potencia en la región andina. La materia prima será boliviana, el valor añadido no.

Aquella nacionalización de las minas tras la revolución de los cincuenta llevó al comunismo a "parachutar" en la selva boliviana a los comandos revolucionarios impulsados por Cuba bajo el liderazgo de Ernesto Guevara. Eran los tiempos en los que Estados Unidos exportaba capitalismo al mundo y la Unión Soviética ideología.

Se dijo que Che Guevara fracasó en su intento por no hablar quechua o aymará. Simplemente, los bolivianos no le hicieron caso porque era un extranjero: les ha costado 37 años entender aquella llamada. Como les falta ahora comprender que tan extranjeros son las grandes petroleras mundiales como las redes del narcopoder, aunque éstas estén enfrentadas a Estados Unidos por su decidida presencia en la región productora de coca con objeto de interferir el narcotráfico.

Algo ha cambiado en cuarenta años para que aquella Iglesia comprometida con los pobres que en los sesenta apoyara la revolución comunista haya intentado ahora mediar entre indígenas, cocaleros, campesinos y mineros con el poder institucional que representaba Carlos Mesa.

Es la "revolución tardía": llega tarde y está fuera de su tiempo por tratar de nacionalizar la materia prima cuando hoy lo que se debería "expropiar" es el valor añadido. ¿Qué tiene más valor, un mineral sin pulimentar extraído de la mina o un diamante pulimentado de 34 kilates? Quizá la Iglesia andina del siglo XXI y Carlos Mesa sí entienden ese mensaje. Los revolucionarios, no parece; están en el 67.

1 comentario:

  1. Hace ya meses que fue Vd de los primeros en centrar la situación que empezaba a vivir Bolivia y establecer unas bases del problema que ahora se están cumpliendo punto por punto, coincido con Vd en que el recrudecimiento de la crisis social hay que descifrarlo en claves mayores. Los apoyos y sugerencias recibidos recientemente por Chávez, le han llevado a ampliar su area de influencia e intentar controlar o interactuar en el crecimiento de paises del entorno; Chile, Perú, Argentina o Brasil, dependen en buena medida de la existencia futura de estas reservas de hidrocarburos de Bolivia. Estos y otros paises de la zona se juegan en los proximos años el ser o no ser, como Vd bien matiza se trata de una "revolución tardía",una especie de "asignatura pendiente" para algunos nostálgicos del "Che"y del "68", lo grave es que la existencia de hidrocarburos en la botella y la mano de Chávez poniendo mecha al invento no me auguran nada bueno, aunque entiendo que para más de una petrolera, ésta situación les ayude curiosamente a rentabilizar sus inversiones en la zona y controlar mejor la situación, gracias al miedo que genera, según ellos dicen "no hay mal que por bien no venga...".

    Bartolomé C.

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