domingo, febrero 27, 2005

Hartos de basura indecente

Un reciente estudio del Consell de l´Audiovisual de Catalunya (CAC) indica que cerca de la mitad de los catalanes, un 47,1%, apuesta por regular la telebasura para evitar que la vean los niños y por tanto crece la preocupación de la audiencia por la calidad de la programación. Esta cifra es muy superior al 27,7% que considera que cada uno tiene que ser libre para elegir y el 18,3% que cree que se debería prohibir.

Entre los aspectos de la telebasura que más molestan a los encuestados figuran la creación de personajes sin méritos, la intromisión en la vida privada, la difusión de rumores no contrastados y un lenguaje soez. El número de personas que conoce el fenómeno de la telebasura se ha duplicado respecto al año pasado y ahora se sitúa en el 93,5%. Los programas que más molestan al telespectador son Gran Hermano, Salsa Rosa, Crónicas Marcianas y Aquí hay Tomate, entre otros.

Datos reveladores de un hartazgo. Un modelo de televisión que ha gozado del éxito y seguidismo de la población comienza a eclipsar. Hartos de tontería y personajillos fatuos, parece que por fin hay una buena mayoría dispuesta a cambiar de canal en cuanto crónicas hermanas del tomate rosa invadan su intimidad doméstica. ¡Ya era hora!

El periodismo basura tan pretenciosamente practicado había llegado a consagrar como un valor y mérito la superficialidad, hasta el extremo de contaminar también a otros medios, incluida la prensa escrita. Parecía que, por mor del éxito de la tele basura, había llegado la era del periodismo de lo verosímil en el que no importaba tanto si los hechos eran o no ciertos, lo importante era que lo parecieran.

Esta superficialidad adocenadora ha sido capaz de anestesiar una generación de televidentes y hasta de remover a la llamada prensa seria de aquel lugar que nunca debío abandonar, que se regía por el histórico lema acuñado en el frontispicio de "The Times": "Los hechos son sagrados, las opiniones son libres".

viernes, febrero 25, 2005

Bomba en la política catalana

Ha estallado una bomba en la política catalana, que la ha sumido en el fangoso mundo de la corrupción, esa que los ciudadanos sospechan, comentan o dan por segura aunque pocos sean quienes logren aportar pruebas, y que siempre acaba sobrevolando la política con un manto de silencio.

En el Parlament de Catalunya se ha escuchado la acusación más grave jamás recogida en el diario de sesiones, y ha sido en boca del presidente de la Generalitat, en el fragor de un debate político con una dúplica marcada con aparente ira.

Si grave fue la mención del "tres por ciento", peor fue que se retirara a petición de un Mas que se dio por aludido con el simple dígito que corría de boca en boca.

De poco vale la explicación de que en ningún momento Maragall habría desvelado un hecho cierto ni tan sólo un rumor, sino que trataba de zaherir a CiU con citar el hecho de que el simple bulo circulante ya hipoteca su trayectoria politica (23 años de gobierno) y su honorabilidad.

La sola mención del 3% da carta de naturaleza al rumor o bulo y parece tan disparatada que hasta pone en cuestión la honorabilidad del parlante. El rumor circulante no se ciñe a un partido, sino que afecta a partidos e instituciones, gobiernos y ayuntamientos, en ese totum revolutum que atribuye a todos haberse financiado con una básica fórmula en los últimos decenios: los extrapagos de contratistas en la obra pública.

Si se incurre en el ridículo político al acusar de corrupto a un partido y no poderlo probar, ni en la cámara ni en los tribunales, aún es mayor cuando se acepta rectificar y retirar la imputación a cambio de tu propia estabilidad política o la reforma del Estatut.

Un despropósito poner el consenso del Estatut en almoneda porque si permitieran a los ciudadanos elegir entre erradicar la corrupción o aprobar un nuevo y más ambicioso Estatut, más de uno no tendría dudas: acabar primero con la corrupción, con los corruptos y los corruptores. Otros, claro, preferirán identidad al precio que sea.

La Fiscalia de Catalunya ya ha abierto diligencias para investigar las acusaciones de Maragall. Porque la disyuntiva aparenta ser muy simple:

Si es cierto lo que dijo Maragall, se debe investigar.
Y si lo es, ¿por qué se rectifica? ¿Acepta taparlo?
Y si no lo es, ¿por qué lo dijo?
¿Rectifica porque tan sólo se refería a un rumor no acreditado?
¿En ese caso, con qué responsabilidad dio carta de naturaleza al bulo?

Joaquim Nadal fue más preciso en su informe al pleno del Parlament al explicar que entre las medidas adoptadas por el Govern, no era menos importante la de acabar con un sistema perverso en la contratación de obras, que ha concentrado volumen de obra y riesgo en unas pocas compañías, retirando la discrecionalidad en la contratación al modificar los pliegos de condiciones.

Felip Puig (CiU) también lo dejó muy claro cuando atribuyó el hundimiento del Carmel precisamente a ese cambio impulsado por el Govern, "porque ha roto el círculo de excelencia y de confianza que ha funcionado durante años" entre contratistas y administración.

Algunas de las dos excelencias falla. Pese a la rectificación, la bomba Maragall ha generado un auténtico socavón en la legislatura, que queda herida de muerte. Una estridente explosión ha reventado el silencio que acallaba las voces del rumor. A los ciudadanos nos queda el derecho a que nos expliquen qué es eso del tres por ciento.

domingo, febrero 20, 2005

La hora de la verdad para el Tripartito

Esta semana el gobierno tripartito de la Generalitat de Catalunya vive una auténtica prueba de fuego. El conseller de Política Territorial presenta ante el Parlament el informe definitivo sobre las causas del hundimiento en el Carmel. Se esperan explicaciones claras, precisas y veraces, que permitan la toma de decisiones sobre todas las circunstancias que han rodeado el desastre.

Se conocerán las responsabilidades por acción o/y omisión de cargos políticos, funcionarios administrativos, gestores de negocio y responsables técnicos, y qué medidas dispone el Govern para solucionar el caso.

El Tripartito catalán, integrado por PSC, ERC e IC, vive su prueba de fuego porque de ese informe y de las decisiones que tome depende buena parte del crédito que le siga dispensando la opinión pública, y que perdió de golpe el día que permitió el retorno de los vecinos desalojados a sus hogares, veinticuatro horas antes de un segundo hundimiento.

Con un presidente (PSC) que ha sobrevolado por la crisis (aunque rectificó a tiempo su errónea comparación con el "chapapote"), con un conseller en cap (ERC) desaparecido de la escena (tanto como se ha inhibido de ella su partido), un conseller de política territorial (PSC) que ha soportado todo el desgaste político del escándalo, al asumir el control de la investigación -como le corresponde- o la propia comunicación a vecinos y ciudadanía.

La crisis ha pillado de lleno a un alcalde, del mismo partido que el presidente de la Generalitat, que ha soportado -gracias a su musculatura municipal- todas las iras vecinales siendo la institución con menores responsabilidades en las obras del metro, pero que ha tardado un mes en no descartar una querella ante la propia Generalitat. Le ha faltado a Clos, desde el respeto institucional, haber sido más dependiente de sus vecinos que de su partido para haber encabezado la exigencia de responsabilidades en el momento del desastre.

Si el Govern no es capaz de borrar la sensación de que entre todos, socialistas y convergentes, gobierno actual y anterior, están tapando sus errores; si no es capaz de aclarar si alguien ha 'mordido' económicamente en el proyecto y quién se ha dejado 'morder' o a cambio de cuánto cemento de menos; si no explica con claridad qué ha pasado y por qué ha sido posible que la seguridad haya sido valor en baja ante la cuenta de resultados de una empresa o el déficit público, el Tripartito tendrá más plomo en las alas en un mes que todo el recibido durante el primer año de mandato, con los sucesos que originaron al salida de Carod del Govern.

Es incomprensible su negativa a una comisión de investigación política, no judicial que para eso han sido admitidas a trámite las querellas y tienen su discurrir. Por eso esta semana es la hora de aclarar lo que ha pasado, de poner en marcha una comisión de investigación y de asumir dimisiones y ceses donde pertoque.

Nadal ha cumplido con su principal responsabilidad: esclarecer los hechos desde el poder que le corresponde como conseller. Ahora nos queda saber si de su informe, también procede que deje la consellería de los desastres. Es el modo que la política tiene de limpiar las cosas mal hechas. Es la manera de reivindicarse en política. Asumir un error grave y aprender la lección, sin duda, te prepara a fondo para asumir más adelante una nueva responsabilidad con más garantias. Pero para ello es preciso demostrar que se tiene el poder y se ejerce por encima de aquellos poderosos que informalmente mandan en profundidad, subterráneamente, más que el propio poder establecido, el que sale de las urnas, no el que deviene de los intereses económicos.

jueves, febrero 17, 2005

Los valores europeos

España vota el domingo en referéndum por Europa. Los partidos han defendido las tres opciones básicas, el Sí, el No o la abstención, a mi modo de entender, en clave errónea cuando sus argumentos a favor o en contra del nuevo tratado europeo se han ceñido a España, Catalunya...

No se trata de definir o votar por el futuro de España en Europa, porque no hay vuelta atrás en un proceso de integración que, en el caso español, lleva ya 19 años de experiencia. Se trata de votar por Europa y para Europa.

Con el nuevo tratado se afianzan los valores europeos por los que las sociedades occidentales han luchado años, muy particularmente la española. Se debe votar, pues, pensando más en los 25 estados de la Unión Europea que en el propio país de cada ciudadano.

En términos de solidaridad, incluso, aquellos estados que disponen de mayor experiencia en materia de democracia y libertades deberían estar más obligados, si cabe, para con aquellos paises del este europeo que acaban de ingresar en la UE y para los que la carta de derechos y deberes que sanciona el tratado es una garantía de futuro.

Los valores europeos son un espacio de democracia, de libertades y de respeto a los derechos humanos, que deben avanzar en otros nuevos como la seguridad y la justicia o la defensa para los ciudadanos europeos.

Esa es mi percepción del referéndum europeo, más allá de la letra del tratado que no deja de ser un farragoso compilatorio de todos los tratados existentes en la UE y firmados por cada uno de los estados miembros, que el nuevo tratado compendia y respeta.

Para dirimir la letra del tratado ya votamos, en elecciones europeas, a nuestro eurodiputados que en Bruselas o Estrasburgo deciden en materia de proyectos de ley o las propias directivas comunitarias que tanto obligan a cada estado miembro.

El Sí o el No del domingo debe ser a unos valores esenciales, al ser y sentirse europeo. Justificar un voto en clave nacional es un error de perspectiva: es no entender en qué proceso histórico se encuentra la vieja Europa en pos de su futuro.

Es no entender, en suma, que a España le ha ido bien estar en Europa, que nadie quiere irse de Europa y que son muchos los paises que quieren entrar. Es una cuestión de principios.

lunes, febrero 14, 2005

En catalán o alemán, pero como unas castañuelas

Escribe Joan Casanovas Vila, de La Torre de Claramunt, una carta al director de La Vanguardia (el 10 de febrero) para lamentar el dinero gastado por El Govern para promover el catalán, graciosamente, usando como artilugio "de enganche" una dentadura postiza que alborota por la pantalla, sea la del televisor, sea la del ordenador, como unas castañuelas.

Dice el señor Casanovas que la Generalitat de Catalunya se está gastando un montón de dinero en dentaduras postizas para promocionar el uso de la lengua catalana cuando él, jubilado y pensionista, catalán y catalano parlante, ha solicitado a través de la Seguridad Social que la Generalitat le pague una dentadura postiza. Acota que hizo la petición en catalán "y no me hacen puñetero caso."

El tema debe apasionar a nuestros lectores. Me escribe otro al buzón de La Vanguardia Digital indicándome que la campaña "Parla en català" usa la misma dentadura publicitaria que la empresa alemana Theramed (www.theramed.de) para llamar la atención de los consumidores.

Confieso que cuando vi por primera vez la campaña en televisión no acerté a entender la creatividad, ni que hubiéramos podido pasar tan simpáticamente de aquella "Norma" en los inicios de la Generalitat moderna, en los tiempos de Max Cahner i Aïna Moll, a esas castañuelas en pleno siglo XXI, y si este guiño al andalucismo obedecía a una suerte de mensaje subliminal para los ciudadanos catalanes de origen andalusí.

Tampoco comprendí que la esquelética postiza con que algunos humanos deben adornar su dentadura para comer y sonreir como todos los mortales pudiera ser el gadget de una campaña de sensibilización lingüística.

No vi la originalidad por ninguna parte. Pero ahora que acabo de ver esas castañuelas tiritando en alemán en la página de Theramed pienso que, indefectiblemente, alguien nos ha tomado el pelo: ya no sé si se trata de "darle cuerda al catalán" como reza el slogan de "Parla en català" o de cuidar la higiene bucal con dentrífico alemán. Un poco lamentable.

sábado, febrero 12, 2005

Cemento, solución y riesgo

La inyección de cemento en el túnel de maniobra, que se ha planteado como solución para asegurar el terreno del subsuelo en el Carmel, es a un tiempo un factor de riesgo futuro, que sin duda los técnicos habrán evaluado, tanto para evitar que provoque nuevos deslizamientos de un subsuelo inestable como por la incidencia que tendrá en los cursos de aguas subterráneas.

Entre otras precauciones a adoptar, me destacan expertos en obra pública consultados, no es menor el empleo de un relleno ligero que minimice el peso del hormigoneado. El cemento que se debería estar usando para cegar el túnel debería ser autocompactante, Self Compacting Concrete (SCC), que suprime la fase de vibrado del cemento, consolidándose simplemente por su propio peso gracias a los aditivos químicos que lleva.

El hormigón se va inyectando a presión formando sucesivas capas, normalmente para prevenir agrietamientos por efecto térmico. Se utiliza un cemento de bajo calor de hidratación, además de un aditivo compensador de retracción.

Existen precedentes de uso de cantidades similares de m3 de este tipo de hormigón. Por ejemplo, en el proyecto hidroeléctrico Cleuson Dixense (Suiza), donde se colocaron en total 73.000 m3 de SCC de distintos tipos. En la parte horizontal del túnel, para rellenar el espacio dejado entre la roca y el revestimiento, se usaron 20.500 m3 con una fluidez de 55 cm después de 2 horas y una resistencia de 35 MPa. En la parte inclinada y zona de la chimenea de equilibrio, para relleno entre la roca y la bóveda de acero, se colocaron 35.000 m3 de SCC, mediante canoas inclinadas con pendientes de hasta un 68%, 910 m de longitud y velocidad de escurrimiento de 80 m por minuto.

Todos ellos son ejemplos de aplicación en construcción, ya que el sellado de un túnel colapsado de las características del Carmel es poco común, pero el comportamiento por volumen se puede considerar muy similar.

Siendo una fase de inyección por alta presión y no teniendo estudios fidedignos de la situación geólogica actual, el experto consultado entiende que sería conveniente ampliar la zona de seguridad porque este tipo de actuación es más complicada que el simple rellenado de un agujero y requiere de estudios previos que, al menos no consta, se hayan podido realizar en este caso.

El hormigoneado se realiza no sólo para cegar el túnel, sino también para cubrir todas las hoquedades y vacíos del terreno producidos por el arrastre incontrolado de las aguas de la riera subterránea. Se realiza con un hormigón más fluido de lo normal precisamente para lograr una mejor penetración y así crear una malla subterránea ramificada de hormigón que permita al bloque general cegado del túnel de servicio un mejor agarre y sustentación.

Así, el hormigón tiene un menor peso por densidad que el usado para el primer y segundo taponado. Pero el problema ahora es saber si la expansión por el fraguado de este hormigón en las grietas de placas de pizarra existentes en la zona originará posteriores fracturas de las mismas. Al respecto, me apunta el citado experto que se han constatado problemas de asentamiento en la calle Tolrá, lo que podría indicar la nueva dirección que se ha creado en una riera.

miércoles, febrero 09, 2005

Partidos enfermos de resentimiento

Justo cuando el líder popular Mariano Rajoy incrementaba su índice de popularidad, coincidiendo con su papel en el debate del Congreso sobre el llamado Plan Ibarretxe y con un cierto "mutis" de Aznar del debate político nacional, surgen de nuevo las voces del PP que más desvanecen el mensaje diferenciador de Rajoy.

Ángel Acebes, ariete de la esencia del modelo de gestión 'marca Aznar total', ha salido a la palestra para denunciar que el PSOE ha abandonado sus posiciones para acercarse al nacionalismo, entiéndase el vasco. Algo similar ha rematado Eduardo Zaplana.

Parece lógico que al PP no le guste -ha sido su política- que el presidente del Gobierno dialogue con quien considere, sobre todo si son vascos. Responden los socialistas que ese es el nuevo "talante" y que en el año que Zapatero lleva en la Moncloa ya ha recibido más veces a Rajoy que Aznar, en cuatro, a Zapatero.

Tampoco le gusta a Acebes el proceso de regularización de la inmigración puesto en marcha este lunes por un período de tres meses. Informa el ex ministro del Interior que nunca por nuestras fronteras han entrado tantos inmigrantes como ahora, profetiza grandes males sobre la estancia de estos trabajadores extranjeros en España y denuncia el impacto desequlibrador que tiene esa política en Europa.



El ataque popular también se ha dirigido al tratado de la Unión Europea, la nueva constitución que se vota en referéndum y cuyo voto afirmativo piden a los ciudadanos. Dice Acebes que es peor que Niza, aunque no matiza si mejora el tratado de Roma (1957) o el de Maastricht anterior a Niza.

El Gobierno sufre la erosión de sus errores en la gestión (conflictos con la Iglesia, en materia de política exterior, en el propio hecho migratorio) y debe encajar la crítica de la oposición, incluida la de aquellos partidos que le pueden dar apoyo parlamentario (por ejemplo, ERC acaba de denunciar un acto de Zapatero ante la Junta Electoral Central).

Pero lo que hay en el fondo de ese enfrentamiento es el rechazo popular a que desde el Gobierno se tiendan puentes de diálogo. Ahora ha sido con los nacionalistas vascos (entrevista secreta-discreta con Imaz), pero tiempo llegará en que el momento de entenderse sea con los americanos o con los obipos.

Rajoy, en su coherencia, rehuye la controversia con el sector derechista de su partido. Es más, sabe que es la más importante corriente de sus votantes, de sus seguidores. Y también que su mandato, con toda la legitimidad congresual de la organización, está a prueba. Pero sin duda debe meditar y calibrar el impacto que tiene sobre su electorado más centrado, ese que hoy da el voto al PSOE y mañana al PP.

Esos votantes equilibrados que se declaran constantemente hartos del "y tú más" que practican descaradamente políticos y partidos enfermos de resentimiento. Que se tomen dos tilas y reposen sus propias broncas.

martes, febrero 08, 2005

Esclavitud en España

Estamos en España, Europa. Vivimos en pleno siglo XXI, año 2005, y sin embargo, hay esclavitud en España. Una legión de ciudadanos han quedado cautivos de las operadores de telefonía proveedoras de acceso a internet.

El escándalo ya va siendo mayúsculo, y el periodista Antonio Cerrillo lo ha explicado muy bien en "La Vanguardia" (*Cuando el contrato de internet es una cárcel*, página 38 del día 8 de febrero de 2005), diario que se ha caracterizado por venir publicando profusión de cartas de los lectores denunciando su situación irresuelta.

Pudieron solicitar el alta de Internet por teléfono (todo facilidades) pero cuando han necesitado cursar la baja les ha sido imposible. No sólo cuentan algunos usuarios damnificados que les han bloqueado la línea telefónica (pese a ser un servicio prestado por otra operadora), sino que les han seguido cargando los recibos y que, si no son abonados, pasan a la lista de morosos.

Son ciudadanos cautivos de una práctica vergonzosa que incurre de modo flagrante en una herejía económica a estas alturas del siglo: pasarse por el mismísimo arco del triunfo el más básico respeto a la libre competencia.

Sorprende que la Administración no intervenga y, encima, hasta guarde silencio. La Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (esa que se preocupa tanto de que la remuevan de Madrid a Barcelona) ni se mueve. La AUI solicitó hace dos años que acabara con la cláusula que impone contratos mínimos de un año y estableciera una regulación por la que cualquier usuario de internet pudiera cambiar de proveedor de acceso a la red cuando lo requisiera.

Las mayores quejas van contra la francesa Wanadoo, con la que este periodista puede acreditar su propio calvario, pero no es la única. Un auténtico fraude de ley que mantiene a los internautas prisioneros de un contrato que les convierte en esclavos de un señor que no rinde cuentas ni a la propia Administración.

No deje de consultar, si está interesado, el monográfico *Conexión* en La Vanguardia.es.

viernes, febrero 04, 2005

Aflora la Barcelona subterránea

Explica hoy La Vanguardia que el llamado "método austríaco" está prohibido en Madrid, mientras recibe alta estima en Barcelona. Me explica un experto en materia de obra pública que el problema está en que se usa un método inadecuado (pero más rápido) para perforar en unos terrenos complicados geológicamente, y que tal perforación ha generado esa falla en el terreno.

Augura además que las vibraciones de la tuneladora originarán fallas en todos los terrenos no consolidados geológicamente, terrenos de aluvión o de sedimentación, que serán más graves en función del tipo de construcción de los edificios y dependiendo de si éstos están, como en el caso del Carmel, en cuesta.

El estudio de las aguas freáticas no es ajeno al problema. Barcelona, una pendiente entre la sierra de Collcerola y el Mediterráneo, está surcada de multitud de rieras y torrentes subterráneos que van a parar al mar. El túnel del metro constituye por su trazado un muro pantalla estanco -como en su momento se comprobó pueden causar las autopistas en el territorio- que ocasiona desviaciones de esas corrientes subterráneas que, al cambiar de curso y dirección, afloran en lugares insospechados y hasta el momento libres de esos problemas.

Sobre el relleno con hormigón de los agujeros surgidos, entiende el conocedor en la materia que "ha sido peor el remedio que la enfermedad", porque el tipo de terreno no está preparado para soportar el peso desmesurado de un bloque de tantas toneladas sin que genere un asiento posterior e incontrolado de la sedimentación, esto es, un nuevo hundimiento.

La obra del metro tiene problemas presupuestarios conocidos -como todas- y ha causado ya otras fisuras en edificios de las zonas de paso. Se inició con una administración y ha continuado con otra, lo cual debería ser transparente a efectos de función pública. Habría que saber si algo ha podido pasar con el cambio de contrata de la empresa inicial a la pública Gisa.

Si esas consideraciones son válidas para el túnel de maniobra (el que se ha hundido) y apoyo al túnel principal de la línea 5 del metro, deberían serlo igualmente para el propio túnel de la L5 y el de la línea 9, también en construcción, o el del AVE.

Todas las señales de alarma se han encendido pues, y la Generalitat ha ordenado revisar esas obras de infraestructura. Por mucho que se trata de obras públicas, en consecuencia de ejecución administrativa bajo la responsabilidad y tutela de profesionales cuerpos de funcionarios (ingenieros, geólogos, etc.), la autoridad es política, las consecuencias de la "chapuza subterránea" tienen una lectura política y las administraciones tienen contraida su propia responsabilidad.

No sólo en materia de seguridad, sobre la que hasta ahora han mostrado eficiencia a pesar de ese rocambolesco quiebro de haber autorizado el retorno a una vivienda para recabar en horas su urgente desalojo, o en materia de asistencia inmediata a los vecinos afectados.

Un gabinete de crisis (cuatro consejeros de la Generalitat y cuatro concejales de Barcelona) coordina las labores, y a cada informe recibido autoriza una nueva demolición (van cuatro) o la acción que pertoque, y ha supervisado el realojamiento provisional de los vecinos. Clos ya habla de meses.

Generalitat y Ayuntamiento tendrán que evaluar muy bien para el futuro que en determinadas obras estructurales, básicas, ni las prisas son buenas consejeras ni los recortes presupuestarios recetas rentables: pan para hoy y hambre para mañana.

Esa debería ser una responsabilidad contraida como conclusión al derrumbe de El Carmel, pero otra no menor es asumir, como una derivada más del desastre, que los vecinos afectados y sin casa no deberían pagar un duro por un nuevo domicilio de las mismas características y en el mismo entorno, eso sí, con un subsuelo seguro y no sólo "hormigoneado".

Ha ocurrido en El Carmel, un barrio capital de la Barcelona de los años cincuenta, esos años en los que todo se realizaba de cualquier manera y los vecinos perdían, con cada lluvia torrencial, coches y enseres al ver sus calles convertidas en torrenteras, ¿o no recordamos los daños que hubo en la Peira a finales de los setenta?

Con la llegada de los ayuntamientos democráticos, en el 79, el alcalde de Barcelona, entonces Narcís Serra, acometió una obra básica que el ciudadano no percibía por subterránea: encauzar torrenteras, ensanchar cloacas, proveer de depósitos para regular las avenidas de aguas. Ahora ya no se recuerda porque la obra relegó al olvido las constantes torrenteras que originaban las lluvias de septiembre. Fue esa, entonces, una inversión básica. Primero se sanearon los bajos de la ciudad y luego, ya con el 92, se hizo el lavado de cara.

La administración tiene ahora cuatro problemas sobre la mesa: un malestar urbano que debe atender, unas necesidades que satifacer y daños a reparar, un potente socavón "recauchutado" con cemento pesado y varios túneles en marcha o proyectados sobre un subsuelo puesto en entredicho. Le corresponde obrar de nuevo con el foco puesto en el largo plazo y no la lupa sobre la celeridad con que deben ejecutarse unas obras ferroviarias, por muy imprescindibles que sean y vengan llegando con notable retraso.

jueves, febrero 03, 2005

El Carmel, esto se hunde

Barcelona tiene un barrio popular, menesteroso, que se ha forjado a si mismo, casa a casa, ladrillo a ladrillo, fielmente retratado en las "Últimas tardes con Teresa" del recordado Juan Marsé. Es El Carmel.

El Carmel vive en el desasosiego desde que se produjera un socavón por las obras del Metro, que obligó a desalojar a 864 personas el primer día. Son ya más de mil las desalojadas desde el 27 de enero.

Desde entonces hemos sabido que el túnel de apoyo construido para las obras en marcha no tenía papeles: simplemente se había modificado el trazado previamente autorizado con un par de huevos. ¿Quién?

Se hundió un inmueble, afortunadamente sin víctimas; se derribó el adyacente por seguridad; se procedió a inyectar hormigón en el agujero ocasionado; se evaluaron los daños y se autorizó el regreso de las primeras familias a su casa.

Pero en apenas horas se descubrió que el socavón era mayor de lo estimado y que... seguía más allá por el subsuelo. Los técnicos han recomendado ya la demolición de dos edificios más, uno de ellos, 24 horas después de que las autoridades permitieran el regreso a casa de sus inquilinos.

Se dirá que lo más importante se ha conseguido: la caución que ha permitido desalojar a las personas y evitar daños en el accidente. Pero el derrumbe en El Carmel es algo más que un susto: un durísimo contratiempo en la vida de las familias desalojadas, una desgracia para personas humildes que han perdido vivienda y enseres de toda una vida.

En El Carmel se respiran aires de revuelta popular, porque el barrio se hunde, toda una vida de sacrificios reducida a escombros.

La noticia comenzó en las páginas de sucesos o en las de información local de los diarios, pero pronto veremos cómo ocupa las páginas de la información política, porque ésta no es una desgracia natural sino artificial.

Alguien ha hecho mal las cosas, no importa cuando, y los damnificados tienen derecho a reclamar justicia, daños y perjuicios.

miércoles, febrero 02, 2005

Camino sin retorno

Al lehendakari le han bastado apenas 24 horas para convocar elecciones en Euskadi y consultar así a la ciudadanía vasca sobre la reforma del Estatuto de Autonomía, que el Congreso había rechazado tramitar.

Zapatero le había pedido que cambiara de posición y volviera a comenzar desde cero la negociación del futuro estatuto, incorporando a todos los partidos, para prometer negociarlo a continuación.

En su réplica, Ibarretxe no dijo ni palabra sobre la salida del "callejón" ofrecida. Pero dejó clara su posición: "Este es un camino que no tiene vuelta atrás".

Así que el Plan Ibarretxe se pone en almoneda electoral. Es la consulta, su particular referendum. Y puesto que Zapatero le tendió la mano si lograba encajar a todos los vascos en su proyecto, Ibarretxe se la toma: le insta a permitir que todas las opciones ciudadanas, todas, puedan presentarse a las elecciones. Que la ilegalizada Batasuna o cualquier agrupación electoral vasca puedan concurrir a los comicios.

Ibarretxe lo dijo y lo ha ejecutado: el camino no tiene vuelta atrás y el Plan sigue adelante, esta vez a la vasca. Hasta que no pase el 17 de abril la Política de altura enmudecerá y nos ensordecerá el 'politing', la venta de un modelo de convivencia. Siguen siendo palabras mayores.

martes, febrero 01, 2005

Imponer la convivencia

Para Ibarretxe, la convivencia no se puede imponer a nadie. Su enmienda a Zapatero -"si vivimos juntos, decidamos juntos", había dicho el presidente- "tenemos que poder decidir vivir juntos" provocó las risas de la Cámara, pero refleja el núcleo de la voluntad del nacionalismo vasco: si no quiero vivir en España, Madrid no me lo puede imponer. Pocas bromas.

El lehendakari presentó a cara partida y pecho descubierto la propuesta de reforma del Estatuto de Autonomía en el corazón de la España política, en Las Cortes. Sin éxito aparente, porque su proyecto fue devuelto al Parlamento vasco.

La altura política del debate, no sólo el respeto a las ideas (no hubo bronca de ningún género), es uno de los grandes activos de la discusión. Zapatero dibujó su posición: la votación cierra el debate pero no lo resuelve; el debate sólo se cierra con un acuerdo: "Deseo un acuerdo histórico y definitivo. La votación ni es derrota ni es victoria de nadie. No es el final de un plan, sino el inicio de un nuevo proyecto".

Fue un debate sobre el derecho de la ciudadanía y el de un pueblo, como si fueran derechos contrapuestos. Y aunque el vasco defendió su libre asociación con España, Zapatero y Rajoy estaban hablando de España. El problema relevante, el contencioso histórico vasco; el de fondo, el futuro de España.

Mientras Zapatero confiaba en la buena fe de Ibarretxe, Rajoy -con un talante ciertamente distante del que mostrara su antecesor Aznar en materia vasca, o Mayor Oreja o Acebes- fue implacable al afirmar que el presidente vasco ha puesto letra y el nombre a lo dictado por ETA, llegando a calificar de farsa el plan como "colosal desfachatez revestida de hipocresía" o de "perifollo para disfrazar las intenciones verdaderas".

Acusó a Ibarretxe de electoralismo, pero su posición inflexible enfrentada a la mesura dialogante de Zapatero sí da réditos electorales. Mientras el PP mantiene la máxima de que 'al enemigo, ni agua', en el PSOE conviven distintas culturas federales y algunas hasta nacionalistas.

El debate ha sentado las bases de un futuro en el que Rajoy se mostró con un talante nuevo como líder de la oposición. Acorraló a Ibarretxe como no lo hizo el presidente del Gobierno y emplazó al Gobierno, como gobierno de España, a que se preocupe de España.

Zapatero, con su apuesta de que el proyecto vuelva a Euskadi para que sea rediscutido en otras circunstancias "muy diferentes a las de hace cuatro años" (cuando nació), arriesga. Le pide a Ibarretxe que cambie el plan y que no sea "el único que no cambie". Pero en su respuesta, Ibarretxe lo dejó claro: "Este es un camino que no tiene vuelta atrás".

Si tras rechazo formal del Congreso no se avanza políticamente, el debate del futuro ya no será sobre el contencioso vasco. Es hora de políticos estadistas que sepan encarar el problema de forma constructiva. Debe superarse el estadio en el que se discute si la asociación debe ser libre o es impuesta. Como dijo Rajoy, si se trata de dialogar "no me imponga usted las condiciones de qué se dialoga, ni cómo se dialoga".

Los nacionalismos catalanes dieron su apoyo al proyecto vasco, pero erraron al insistir en sus vindicaciones nacionales y autonómicas, que si el modelo catalán, que si la balanza fiscal... En el Congreso se debatió ayer de un contencioso, el vasco, y de un futuro, el de España. No de Catalunya.

El objetivo final último, que la convivencia no sea fruto de la imposición. Esa debería ser la lección. Ese es el reto.