El mismo día en que los inspectores de Estados Unidos, que tan desaforadamente (quiero decir fuera de todo fuero) buscaron armas de destrucción masiva en Iraq, reconocían que Saddam Hussein no las escondió en Siria (el nuevo objetivo a "salvar" del eje del mal), leía con fruición el análisis que el corresponsal de "La Vanguardia" en Pekín, Rafael Poch, realizaba sobre Indochina.
"Homenaje a Indochina" titula Poch una pieza de estudio que os llevará, si deseais leerla, no menos de una hora. Os lo recomiendo. Concluye que, treinta años después, los vietnamitas siguen dando lecciones de alcance universal. No olvidan, pero han sabido perdonar.
Ya sabíamos que es un pueblo capaz de haber ganado una guerra a los americanos, pero no de su capacidad de resurrección y estima. Del trabajo de campo realizado treinta años después aprendemos también acerca del quehacer americano ayer en Vietnam y Laos, reproducido hoy en Afganistán o Iraq.
La herencia de los bombardeos sobre los cultivos, las personas, las infraestructuras... son explicados treinta años después por testigos directos. Son los únicos que lo pueden contar porque, como dice el corresponsal, "la mayoría de los mochileros occidentales y australianos que pasan por Laos ignoran que, entre 1964 y 1973, Estados Unidos lanzó sobre el país unos 800 kilos de explosivos por cada uno de los 2,5 millones de habitantes, hombres, mujeres, niños y ancianos, que contaba entonces su población. El motivo de su ignorancia es el mismo por el que sus padres ignoraron en su día la “guerra secreta” del Pentágono contra Laos; no fue declarada, y los medios de comunicación no la mencionaban."
El mundo debía comulgar con que Laos no existía en los sesenta tanto como debió creer en este tiempo actual en las armas de destrucción masiva, según la propaganda oficial. Pero la realidad es tozuda: Laos sí existió; las armas de destrucción masiva, no.
Estados Unidos no ha pagado un céntimo en concepto de reparaciones por la guerra contra Vietnam de 1964-1975 y nunca ha pedido perdón por el genocidio a que sometió a la población indochina. El gigante americano se siente irresponsable de la que armó en su "guerra de liberación", acaso precisamente porque la perdió, porque los ganadores sufren aún hoy las consecuencias y dicen haber perdonado a aquellos gobiernos americanos.
La teoría del efecto dominó no resultó tan certera: Vietnam cayó en manos comunistas... y el tiempo disolvió el comunismo como un azucarillo, no ya en Asia sino en el mundo.
Ayer, como hoy, mentiras y estrategias geopolíticas "justificaron" una guerra cruel por parte de la sociedad más libre del mundo. Los vietnamitas celebran en paz el trigésimo aniversario del final de una guerra, la más larga del siglo XX (primero contra Francia y a renglón seguido contra Norteamérica, y tras haber hecho frente a japoneses y chinos), pero siguen siendo víctimas del agente naranja.
El "Homenaje a Indochina"es ante todo un homenaje al periodismo de investigación historica,Rafael Poch coloca siempre muy alto el listón.
ResponderEliminarBartolomé C.