martes, enero 18, 2005

El lenguaje de ETA

Los mensajes que usualmente emite ETA suelen generar mucha algarabia y sobre todo ruido, especulación y mucha confusión. Cuando desde fuera de ETA, tanto desde el Gobierno español como del vasco, se aceptaba como hipótesis una nueva tregua -tal vez definitiva se apuntaba- antes de las elecciones vascas de la primavera, ETA ha hablado. Un coche bomba en una calle de Guetxo es su última palabra.

Siempre que en el seno de ETA se han producido movimientos de acercamiento a planteamientos abiertos a una salida de la violencia, la propia organización terrorista ha combinado este escenario de futuro con una realidad presente: el atentado.

Bien para que el proceso de distensión se abriera desde una inicial y aparente posición de fuerza (un coche bomba de gran potencia en este caso), bien porque los sectores más duros de la organización se opusieran a ese escenario de salida de la violencia. Cuando a ETA le ha intereado, la bomba ha estallado.

Ha ocurrido así siempre. No es fácil en el núclero duro de ETA madurar un abandono de las armas. En última instancia, los duros -que suelen conservar las armas que en defintiiva dan y quitan el poder en el seno de la organización- siempre se acaban imponiendo a los 'políticos' que maduran o lideran ese proceso de paz.

Incluso cuando se disolvió toda una rama de ETA, la político-militar, su núclero más recalcitrante se pasó con armas y bagajes a la rama militar de ETA, llegando a dirigirla un tiempo.

Es más, cuando un dirigente con autoridad moral en la organización avalaba la evolución y el paso de banda armada a fuerza política que no emplea el terrorismo como arma de lucha, hasta podía desaparecer (Pertur').

Frente a quienes han hablado estos días de que ETA podía declarar una tregua y los responsables -y esperanzados- reclamaban que ETA sólo debía anunciar el abandono de las armas, ETA ha hablado con un coche bomba. Poco antes Otegui ya lo había anunciado: aquí no ha cambiado todavía nada y Euskadi vive un escenario de conflicto.

En apenas una semana, se ha desencadenado en la cuestión vasca un escenario nuevo, con posiciones abiertas a un cambio. Nada ha cambiado pues, ni antes ni después del coche bomba de hoy en Guetxo. No es sólo el lenguaje de ETA, es su táctica.

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