sábado, febrero 12, 2005

Cemento, solución y riesgo

La inyección de cemento en el túnel de maniobra, que se ha planteado como solución para asegurar el terreno del subsuelo en el Carmel, es a un tiempo un factor de riesgo futuro, que sin duda los técnicos habrán evaluado, tanto para evitar que provoque nuevos deslizamientos de un subsuelo inestable como por la incidencia que tendrá en los cursos de aguas subterráneas.

Entre otras precauciones a adoptar, me destacan expertos en obra pública consultados, no es menor el empleo de un relleno ligero que minimice el peso del hormigoneado. El cemento que se debería estar usando para cegar el túnel debería ser autocompactante, Self Compacting Concrete (SCC), que suprime la fase de vibrado del cemento, consolidándose simplemente por su propio peso gracias a los aditivos químicos que lleva.

El hormigón se va inyectando a presión formando sucesivas capas, normalmente para prevenir agrietamientos por efecto térmico. Se utiliza un cemento de bajo calor de hidratación, además de un aditivo compensador de retracción.

Existen precedentes de uso de cantidades similares de m3 de este tipo de hormigón. Por ejemplo, en el proyecto hidroeléctrico Cleuson Dixense (Suiza), donde se colocaron en total 73.000 m3 de SCC de distintos tipos. En la parte horizontal del túnel, para rellenar el espacio dejado entre la roca y el revestimiento, se usaron 20.500 m3 con una fluidez de 55 cm después de 2 horas y una resistencia de 35 MPa. En la parte inclinada y zona de la chimenea de equilibrio, para relleno entre la roca y la bóveda de acero, se colocaron 35.000 m3 de SCC, mediante canoas inclinadas con pendientes de hasta un 68%, 910 m de longitud y velocidad de escurrimiento de 80 m por minuto.

Todos ellos son ejemplos de aplicación en construcción, ya que el sellado de un túnel colapsado de las características del Carmel es poco común, pero el comportamiento por volumen se puede considerar muy similar.

Siendo una fase de inyección por alta presión y no teniendo estudios fidedignos de la situación geólogica actual, el experto consultado entiende que sería conveniente ampliar la zona de seguridad porque este tipo de actuación es más complicada que el simple rellenado de un agujero y requiere de estudios previos que, al menos no consta, se hayan podido realizar en este caso.

El hormigoneado se realiza no sólo para cegar el túnel, sino también para cubrir todas las hoquedades y vacíos del terreno producidos por el arrastre incontrolado de las aguas de la riera subterránea. Se realiza con un hormigón más fluido de lo normal precisamente para lograr una mejor penetración y así crear una malla subterránea ramificada de hormigón que permita al bloque general cegado del túnel de servicio un mejor agarre y sustentación.

Así, el hormigón tiene un menor peso por densidad que el usado para el primer y segundo taponado. Pero el problema ahora es saber si la expansión por el fraguado de este hormigón en las grietas de placas de pizarra existentes en la zona originará posteriores fracturas de las mismas. Al respecto, me apunta el citado experto que se han constatado problemas de asentamiento en la calle Tolrá, lo que podría indicar la nueva dirección que se ha creado en una riera.

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