miércoles, febrero 09, 2005

Partidos enfermos de resentimiento

Justo cuando el líder popular Mariano Rajoy incrementaba su índice de popularidad, coincidiendo con su papel en el debate del Congreso sobre el llamado Plan Ibarretxe y con un cierto "mutis" de Aznar del debate político nacional, surgen de nuevo las voces del PP que más desvanecen el mensaje diferenciador de Rajoy.

Ángel Acebes, ariete de la esencia del modelo de gestión 'marca Aznar total', ha salido a la palestra para denunciar que el PSOE ha abandonado sus posiciones para acercarse al nacionalismo, entiéndase el vasco. Algo similar ha rematado Eduardo Zaplana.

Parece lógico que al PP no le guste -ha sido su política- que el presidente del Gobierno dialogue con quien considere, sobre todo si son vascos. Responden los socialistas que ese es el nuevo "talante" y que en el año que Zapatero lleva en la Moncloa ya ha recibido más veces a Rajoy que Aznar, en cuatro, a Zapatero.

Tampoco le gusta a Acebes el proceso de regularización de la inmigración puesto en marcha este lunes por un período de tres meses. Informa el ex ministro del Interior que nunca por nuestras fronteras han entrado tantos inmigrantes como ahora, profetiza grandes males sobre la estancia de estos trabajadores extranjeros en España y denuncia el impacto desequlibrador que tiene esa política en Europa.



El ataque popular también se ha dirigido al tratado de la Unión Europea, la nueva constitución que se vota en referéndum y cuyo voto afirmativo piden a los ciudadanos. Dice Acebes que es peor que Niza, aunque no matiza si mejora el tratado de Roma (1957) o el de Maastricht anterior a Niza.

El Gobierno sufre la erosión de sus errores en la gestión (conflictos con la Iglesia, en materia de política exterior, en el propio hecho migratorio) y debe encajar la crítica de la oposición, incluida la de aquellos partidos que le pueden dar apoyo parlamentario (por ejemplo, ERC acaba de denunciar un acto de Zapatero ante la Junta Electoral Central).

Pero lo que hay en el fondo de ese enfrentamiento es el rechazo popular a que desde el Gobierno se tiendan puentes de diálogo. Ahora ha sido con los nacionalistas vascos (entrevista secreta-discreta con Imaz), pero tiempo llegará en que el momento de entenderse sea con los americanos o con los obipos.

Rajoy, en su coherencia, rehuye la controversia con el sector derechista de su partido. Es más, sabe que es la más importante corriente de sus votantes, de sus seguidores. Y también que su mandato, con toda la legitimidad congresual de la organización, está a prueba. Pero sin duda debe meditar y calibrar el impacto que tiene sobre su electorado más centrado, ese que hoy da el voto al PSOE y mañana al PP.

Esos votantes equilibrados que se declaran constantemente hartos del "y tú más" que practican descaradamente políticos y partidos enfermos de resentimiento. Que se tomen dos tilas y reposen sus propias broncas.

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