domingo, febrero 27, 2005

Hartos de basura indecente

Un reciente estudio del Consell de l´Audiovisual de Catalunya (CAC) indica que cerca de la mitad de los catalanes, un 47,1%, apuesta por regular la telebasura para evitar que la vean los niños y por tanto crece la preocupación de la audiencia por la calidad de la programación. Esta cifra es muy superior al 27,7% que considera que cada uno tiene que ser libre para elegir y el 18,3% que cree que se debería prohibir.

Entre los aspectos de la telebasura que más molestan a los encuestados figuran la creación de personajes sin méritos, la intromisión en la vida privada, la difusión de rumores no contrastados y un lenguaje soez. El número de personas que conoce el fenómeno de la telebasura se ha duplicado respecto al año pasado y ahora se sitúa en el 93,5%. Los programas que más molestan al telespectador son Gran Hermano, Salsa Rosa, Crónicas Marcianas y Aquí hay Tomate, entre otros.

Datos reveladores de un hartazgo. Un modelo de televisión que ha gozado del éxito y seguidismo de la población comienza a eclipsar. Hartos de tontería y personajillos fatuos, parece que por fin hay una buena mayoría dispuesta a cambiar de canal en cuanto crónicas hermanas del tomate rosa invadan su intimidad doméstica. ¡Ya era hora!

El periodismo basura tan pretenciosamente practicado había llegado a consagrar como un valor y mérito la superficialidad, hasta el extremo de contaminar también a otros medios, incluida la prensa escrita. Parecía que, por mor del éxito de la tele basura, había llegado la era del periodismo de lo verosímil en el que no importaba tanto si los hechos eran o no ciertos, lo importante era que lo parecieran.

Esta superficialidad adocenadora ha sido capaz de anestesiar una generación de televidentes y hasta de remover a la llamada prensa seria de aquel lugar que nunca debío abandonar, que se regía por el histórico lema acuñado en el frontispicio de "The Times": "Los hechos son sagrados, las opiniones son libres".

1 comentario:

  1. Creo que uno de los peores efectos de los programas de telebasura es que han contagiado su estilo lenguaraz y chabacano a los debates políticos, los políticos dicen lo primero que piensan sin pensar en lo que dicen y sin saber las consecuencias y el alcance de sus palabras, se busca tan sólo el recurso fácil y efectista, sin pararse a discernir en las responsabilidades que han de tener los cargos públicos, muchos políticos hablan desde las tribunas de oradores pensando que están en el"club de la comedia".

    Bartolomé C.

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