lunes, abril 18, 2005

¡Tierra trágame!

En la noche electoral vasca los máximos dirigentes de los partidos, tanto vascos como españoles, valoraban los resultados con su mensaje particular muy nítido. Sólo la novedosa formación neobatasuna, el Partido Comunista de las Tierras Vascas, parecía batirse en retirada: "...no podemos entrar a valorar..., a estas alturas no es hora de decidir..., sólo queremos descansar, estamos aturdidos por la prensa y lo que nos está pasando..."

Algo así como el ¡Tierra trágame! debió sentir Maite Aramburu cuando era preguntada por el programa de su formación ("...hay gente más roja que otras...", balbuceaba) en contraste con la claridad del mensaje emitido por Arnaldo Otegui, que aparecía como si fuera el gran ganador (al menos el PP atribuye a ETA una victoria de la que culpa a Zapatero) sin haber sido candidato: "Hay que negociar en un escenario democrático para construir un proceso de garantías que permita decidir libremente". Ahí es nada.

Da la impresión de que Euskadi, aparentemente radical, siempre castiga a quien más tensiona una situación política, de por sí ya tensa precisamente por la violencia etarra. En 2001 Mayor Oreja fue el gran "tensor" de la campaña electoral y el voto prestado se desplazó al PNV (se habló de 80.000 votos que no eran suyos).

En estas elecciones, la tensión la ha protagonizado el Estado al aplicar la Ley de Partidos para evitar la presencia de Batasuna o de sus sucesores en el Parlamento Vasco: el resultado, la neobatasuna de los comunistas de las tierras vascas ha logrado 8.000 votos más que EH en 2001 y con una participación diez puntos inferior.

También la apuesta de Ibarretxe por su plan, que somete a plebiscito puesto que disuelve la cámara vasca en el momento en que el Congreso lo rechaza, sale derrotado.

Euskadi no quiere frentes excluyentes. En 2001 votó contra el españolismo protagonizado por Mayor Oreja y Nicolás Redondo (con su 'Brunete' mediática al frente) y en estas elecciones ha frenado el soberanismo derivado de Lizarra y del plan Ibarretxe.

Los ciudadanos parecen empeñados en que haya un cambio en la política vasca, el cambio que arranca con que las formaciones políticas se respeten, escuchen, dialoguen y alcancen un definitivo escenario de paz. Y por encima de todo, guste o no, que no se acalle la voz de los que piensan lo contrario.

Es la manifiesta lección de que cuando se legisla contra la realidad de las cosas, la norma reguladora está condenada al fracaso. En una sociedad democrática, no se mantiene una Ley de Partidos que únicamente persigue acallar la voz al 12 por ciento de los electores.

Ahora resulta que los diputados electos del PCTV no tienen nada que decir y Otegui, que no fue candidato, da la pauta de lo que hay que hacer. Menudo éxito y vergüenza política, ¡tierra trágame!

1 comentario:

  1. Al parecer Espana es un pais lleno de contradiciones. Vosotros en Catalonia, estais tratando de crear un individualismo Local. Como si se pudiera decir, un federalismo politico/economico, reconcido dentro y fuera de Espana. Porque no darles a los vazcos, el mismo derecho (o criterio) dentro de su individualismo genetico y linguistico.

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